Negros, abisales; como si la vida no diera miedo nunca
Los ojos de los hombres del desierto albergan miradas de ébano, inquebrantables, inmensamente limpias, como si la lejanía del horizonte y la planicie ocre de la tierra que habitan despejaran cualquier sombra de duda. Como si la vida no diera miedo nunca. Como si supieran el secreto, el después.